LEYES
TÉRMICAS
Son conocidas también las famosas leyes térmicas de este autor (interdependencia entre los factores términos
y climáticos y las diversas
clases de criminalidad)
así como sus estudios comparativos de la criminalidad
masculina y la femenina y de la influencia de la edad en la delincuencia.
Guerry, por su parte, realizó los primeros mapas de la criminalidad en
Europa, concediendo también especial
importancia al factor
térmico. Observó, también
el volumen constante de la criminalidad en un país, así como la necesidad de
explicar ésta no desde leyes metafísicas y abstractas, sino con un método (estadístico)
que contemple el hombre real
en situaciones históricas
concretas y determinadas,
capaz de formular científicamente las
leyes naturales –leyes
del ser, no
del deber ser-
que gobiernan el fenómeno colectivo y social de la
criminalidad.
La estadística social tuvo,
a lo largo del
tiempo, un doble ámbito de
influencia: por una parte,
inspiró la dirección
sociológica del positivismo
europeo, como puede observarse en el pensamiento de Ferri; de otra, cabe apreciar su decisivo
impacto en la moderna sociología criminal norteamericana que arranca de la denominada
Escuela de Chicago. Para los
representantes de la
Estadística Moral, el
crimen es una
magnitud estable, existe un
volumen constante y
regular de criminalidad
en la sociedad.
Esta premisa, sin embargo,
sería posteriormente debatida
y cuestionada por
autores que optaron por un
análisis dinámico del
comportamiento criminal,
quiénes resaltaron no sólo los movimientos de
la criminalidad sino
la conexión de
éstos con las
principales transformaciones
sociales acaecidas entre tanto:
guerras, modificaciones en los precios de
ciertos productos de primera necesidad, crisis socioeconómicas. Cabe citar, en esta orientación, a Moreau
Christopher (1791 1898), quien resaltó la conexión existente entre el
desarrollo industrial inglés durante los años 1814 y 1848, de
una parte, y
el agudo crecimiento
del pauperismo, que
traería consigo superiores índices de
criminalidad, de otra.
También la obra
de V. Ottingen
quien resaltó el movimiento de la criminalidad y la
conexión de éste con la guerra, los precios de ciertos productos, la
época del año,
el clima, la
profesión, etc. A
su juicio, las
estadísticas pondrían de relieve que en tiempo de crisis aumenta el
robo, y de manera especial, los delitos
cometidos por mujeres
y niños; mientras
en tiempo de
prosperidad se incrementaría la
criminalidad violenta y
agresiva. G. V. Mayr,
cuestionó el llamado presupuesto del
crimen (budget des
crime) por considerar
insostenible la tesis
de Quetelet del volumen constante de la criminalidad. A su entender, por
el contrario, las oscilaciones
ambientales o temporales
–y las espaciales-
serían muy significativas. De
modo muy
particular, volumen y
movimiento de la
criminalidad vendría fatal
y necesariamente
condicionados por factores
sociales, que escapan
a la libre
decisión humana. V. Mayr mantuvo
la existencia de una clara
correlación estadística entre
los delitos contra el patrimonio y el precio de los granos y semillas de
la época. Cabe citar por último a Rawson W. Rawson, representante genuino de la
ecología social, que llevó a cabo
un análisis comparativo
de la criminalidad
en los diversos
distritos (agrícolas, fabriles,
mineros y metropolitanos) llegando a
la conclusión de que el empleo
sería un factor decisivo; y junto al empleo el proceso de concentración
urbana, más importante todavía que la propia densidad de población. Debe
citarse, por último, a Mayhew, por su talento reformador e intensa actividad investigadora que confieren a su obra un perfil muy singular.
A diferencia de otros autores,
no se
limitó a interpretar
las estadísticas oficiales sino
que recabó personalmente la información y los datos necesarios in situ, en las
calles y casas londinenses. Su propósito era demostrar que el crimen es un
fenómeno que se perpetúa a través de actitudes antisociales y pautas de
conducta transmitidas de generación en generación en un contexto social
caracterizado por la pobreza, el alcohol, las deficientes condiciones
de vivienda y
la inseguridad económica.
Según Mayhew, contra
posturas academicistas y moralizantes de su
época, el crimen no procede de la mera
relajación moral, ni de
fuerzas sobrenaturales, sino
de condiciones sociales
del momento. Su obra es un excelente informe sobre el Londres
victoriano, acompañado de mapas y tablas que reflejan la distribución del
delito de acuerdo con quince variables y por condados.
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