miércoles, 12 de septiembre de 2012


LEYES TÉRMICAS

Son conocidas también las famosas leyes térmicas de este autor  (interdependencia entre los factores  términos  y  climáticos  y  las  diversas  clases  de  criminalidad)  así  como  sus estudios comparativos de la criminalidad masculina y la femenina y de la influencia de la edad en la delincuencia. 

Guerry, por su parte, realizó los primeros mapas de la criminalidad en Europa, concediendo  también  especial  importancia  al  factor  térmico.  Observó,  también  el volumen constante de la criminalidad en un país, así como la necesidad de explicar ésta no desde leyes metafísicas y abstractas, sino con un método (estadístico) que contemple el  hombre  real  en  situaciones  históricas  concretas  y  determinadas,  capaz  de  formular científicamente  las  leyes  naturales  –leyes  del  ser,  no  del  deber  ser-  que  gobiernan  el fenómeno colectivo y social de la criminalidad. 

La estadística  social  tuvo,  a  lo  largo del  tiempo, un doble ámbito de  influencia: por  una  parte,  inspiró  la  dirección  sociológica  del  positivismo  europeo,  como  puede observarse en el pensamiento de Ferri; de otra, cabe apreciar su decisivo impacto en la moderna sociología criminal norteamericana que arranca de la denominada Escuela de Chicago.  Para  los  representantes  de  la  Estadística  Moral,  el  crimen  es  una  magnitud estable,  existe  un  volumen  constante  y  regular  de  criminalidad  en  la  sociedad.  Esta premisa,  sin  embargo,  sería  posteriormente  debatida  y  cuestionada  por  autores  que optaron por un análisis dinámico del  comportamiento  criminal, quiénes  resaltaron no sólo  los movimientos  de  la  criminalidad  sino  la  conexión  de  éstos  con  las  principales transformaciones  sociales acaecidas entre  tanto: guerras, modificaciones en  los precios de ciertos productos de primera necesidad, crisis socioeconómicas.  Cabe citar, en esta orientación, a Moreau Christopher (1791 1898), quien resaltó la conexión existente entre el desarrollo industrial inglés durante los años 1814 y 1848,  de  una  parte,  y  el  agudo  crecimiento  del  pauperismo,  que  traería  consigo  superiores índices  de  criminalidad,  de  otra.  También  la  obra  de  V.  Ottingen  quien  resaltó  el movimiento de la criminalidad y la conexión de éste con la guerra, los precios de ciertos productos,  la  época  del  año,  el  clima,  la  profesión,  etc.  A  su  juicio,  las  estadísticas pondrían de relieve que en tiempo de crisis aumenta el robo, y de manera especial, los delitos  cometidos  por  mujeres  y  niños;  mientras  en  tiempo  de  prosperidad  se incrementaría  la  criminalidad  violenta  y  agresiva.  G.  V. Mayr,  cuestionó  el  llamado presupuesto  del  crimen  (budget  des  crime)  por  considerar  insostenible  la  tesis  de Quetelet del volumen constante de la criminalidad. A su entender, por el contrario, las oscilaciones  ambientales  o  temporales  –y  las  espaciales-  serían muy  significativas. De modo  muy  particular,  volumen  y  movimiento  de  la  criminalidad  vendría  fatal  y necesariamente  condicionados  por  factores  sociales,  que  escapan  a  la  libre  decisión humana. V. Mayr mantuvo  la  existencia de una  clara  correlación  estadística  entre  los delitos contra el patrimonio y el precio de los granos y semillas de la época. Cabe citar por último a Rawson W. Rawson, representante genuino de la ecología social, que llevó a cabo  un  análisis  comparativo  de  la  criminalidad  en  los  diversos  distritos  (agrícolas, fabriles, mineros  y metropolitanos)  llegando a  la conclusión de que el empleo  sería un factor decisivo; y junto al empleo el proceso de concentración urbana, más importante todavía que la propia densidad de población. Debe citarse, por último, a Mayhew, por su talento reformador e  intensa actividad  investigadora que confieren a  su obra un perfil muy  singular.   
A diferencia de  otros autores, no  se  limitó  a  interpretar  las  estadísticas oficiales sino que recabó personalmente la información y los datos necesarios in situ, en las calles y casas londinenses. Su propósito era demostrar que el crimen es un fenómeno que se perpetúa a través de actitudes antisociales y pautas de conducta transmitidas de generación en generación en un contexto social caracterizado por la pobreza, el alcohol, las  deficientes  condiciones  de  vivienda  y  la  inseguridad  económica.  Según  Mayhew, contra posturas  academicistas  y moralizantes de  su  época,  el  crimen no procede de  la mera  relajación moral,  ni  de  fuerzas  sobrenaturales,  sino  de  condiciones  sociales  del momento. Su obra es un excelente informe sobre el Londres victoriano, acompañado de mapas y tablas que reflejan la distribución del delito de acuerdo con quince variables y por condados. 


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