EL
USO DE LA VIOLENCIA POR PARTE DE LA AUTORIDAD
Esto no
es nada nuevo,
especialmente en la
actualidad es este
punto el que
tiene relevancia, pues
es frecuente el
problema del empleo
de la violencia
por parte de la autoridad o
de los agentes
policíacos la que
puede provocar lesiones
e, inclusive, la muerte de la
persona que la padece. La gravedad de
este hecho ha llevado a la doctrina y a la jurisprudencia a señalar unos límites, con la
idea de evitar todo exceso o desviación de poder por parte de la autoridad encargada de
hacer efectivo el
ejercicio de la
acción penal. Estos
limites, son, en principio, la necesidad
racional de la violencia y
su adecuación proporcional al hecho que se
investiga.
Respecto al primer
requisito, que a mi criterio debe contemplarse es el de la agresión ilegítima, algún
sector doctrinal y jurisprudencial entienden que no es necesario, porque hay algunas
ocasiones en las que la autoridad puede
hacer uso de la violencia sin que haya sido objeto
de agresión directa por parte del sujeto activo de la acción ilícita; por ejemplo,
para reducir a un peligroso delincuente que pretende huir,
para proceder a la captura de un
individuo que se encuentra atrincherado con Rehenes en un banco, etc.
En todo
caso, más importante que
este requisito es
el de la
necesidad racional de la violencia, ya
que ella, casi
siempre, tiene que
ser necesaria para
restablecer el orden jurídico
perturbado, no estando justificada, por innecesaria, si, por ejemplo, es
suficiente con cualquier
otro tipo de medida no violenta. Finalmente, la
violencia, además de necesaria, ha de ser proporcionada a la entidad del hecho que la
motivó, evitando cualquier exceso, por más que aparentemente pueda estar autorizada la
autoridad por cualquier tipo de reglamentación administrativa interna.
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