LA ETAPA PRE-CIENTIFICA DE LA CRIMINOLOGÍA
Antes de la publicación de la famosa obra Lombrosiana que suele citarse
como partida de
nacimiento de la
Criminología empírica moderna,
se habían formulado ya
numerosas teorías sobre
la criminalidad. Teorías dotadas
de un cierto rigor y pretensiones de generalización, que transcienden
las meras concepciones o representaciones
populares, fruto del
saber y la
experiencia cotidianos. En esta
etapa pre-científica existen dos enfoques claramente diferenciados, por
razón del método de sus patrocinadores: por una parte, el que puede denominarse
clásico (producto de las ideas de la Ilustración de los reformadores, y del
Derecho Penal clásico) modelo que acude a un método abstracto y deductivo,
formal; De otra, el que cabe calificar de empírico, por ser de
esta clase las
investigaciones sobre el
crimen llevadas a
cabo, de forma fragmentaria, por
especialistas de las
más diversas procedencias
(sionomistas, frenólogos, antropólogos, psiquiatras, etc.) teniendo
todos ellos en común el sustituir la especulación, la
intuición y la
deducción por el
análisis, la observación
y la inducción (método empírico inductivo) Ambas
concepciones coinciden, como es lógico, en el tiempo e incluso se prolongan
hasta nuestros días. La denominada
Criminología Clásica asumió
el legado liberal,
racionalista y humanista de la
Ilustración, especialmente su orientación yus-naturalista.
Deduce todos sus
postulados del yusnaturalismo que
la caracteriza. Concibe el crimen
como hecho individual,
aislado, como mera
infracción de la
ley: es la contradicción con la norma jurídica lo que
da sentido al delito, sin que sea necesaria una
referencia a la personalidad del autor (mero sujeto activo de ésta) ni a
la realidad social
o entorno de aquél, para
comprenderlo. Lo decisivo es el hecho mismo, no el autor. Y el mandato siempre
justo de la ley, igual para todos y acertado que el delincuente infringe en una
decisión soberana y
libre. Falta en
la escuela Clásica
un planteamiento inequívocamente
etiológico (o preocupación por
indagar las causas del
comportamiento criminal), ya que
su premisa yusnaturalista la
conduce a referir
el origen del
acto delictivo a una decisión libre de su autor, incompatible con la
existencia de otros factores o causas que
pudieran determinar el
comportamiento de éste.
Es, pues, más
una concepción reactiva que
etiológica y, a
lo sumo, sólo
puede ofrecer una
explicación situacional del delito. El propio yusnaturalismo de la
Escuela Clásica es irreconciliable con
supuestas diferencias
cualitativas entre los
ciudadanos honestos y los delincuentes (tesis, por el contrario,
que mantendrá el positivismo): sus premisas filosóficas le llevan amparo a
sustentar el dogma de la equipotencialidad.
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