miércoles, 12 de septiembre de 2012


LA ETAPA PRE-CIENTIFICA DE LA CRIMINOLOGÍA


Antes de la publicación de la famosa obra Lombrosiana que suele  citarse  como  partida  de  nacimiento  de  la  Criminología  empírica  moderna,  se habían  formulado  ya  numerosas  teorías  sobre  la  criminalidad. Teorías  dotadas  de un cierto rigor y pretensiones de generalización, que transcienden las meras concepciones o representaciones  populares,  fruto  del  saber  y  la  experiencia  cotidianos. En  esta  etapa pre-científica existen dos enfoques claramente diferenciados, por razón del método de sus patrocinadores: por una parte, el que puede denominarse clásico (producto de las ideas de la Ilustración de los reformadores, y del Derecho Penal clásico) modelo que acude a un método abstracto y deductivo, formal; De otra, el que cabe calificar de empírico, por ser  de  esta  clase  las  investigaciones  sobre  el  crimen  llevadas  a  cabo,  de  forma fragmentaria,  por  especialistas  de  las  más  diversas  procedencias  (sionomistas, frenólogos, antropólogos, psiquiatras, etc.) teniendo todos ellos en común el sustituir la especulación,  la  intuición  y  la  deducción  por  el  análisis,  la  observación  y  la  inducción (método empírico inductivo) Ambas concepciones coinciden, como es lógico, en el tiempo e incluso se prolongan hasta nuestros días.  La  denominada  Criminología  Clásica  asumió  el  legado  liberal,  racionalista  y humanista de la Ilustración, especialmente su orientación yus-naturalista.
Deduce  todos  sus  postulados  del  yusnaturalismo  que  la  caracteriza. Concibe  el crimen  como  hecho  individual,  aislado,  como  mera  infracción  de  la  ley:  es  la contradicción con la norma jurídica lo que da sentido al delito, sin que sea necesaria una
referencia a la personalidad del autor (mero sujeto activo de ésta) ni a la realidad social
o entorno de aquél,  para comprenderlo. Lo decisivo es el hecho mismo, no el autor. Y el mandato siempre justo de la ley, igual para todos y acertado que el delincuente infringe en  una  decisión  soberana  y  libre.  Falta  en  la  escuela  Clásica  un  planteamiento inequívocamente etiológico (o preocupación por  indagar  las causas del comportamiento criminal),  ya  que  su  premisa  yusnaturalista  la  conduce  a  referir  el  origen  del  acto delictivo a una decisión libre de su autor, incompatible con la existencia de otros factores o  causas  que  pudieran  determinar  el  comportamiento  de  éste.  Es,  pues,  más  una concepción  reactiva  que  etiológica  y,  a  lo  sumo,  sólo  puede  ofrecer  una  explicación situacional del delito. El propio yusnaturalismo de la Escuela Clásica es irreconciliable con  supuestas diferencias  cualitativas  entre  los  ciudadanos honestos  y  los delincuentes (tesis, por el contrario, que mantendrá el positivismo): sus premisas filosóficas le llevan amparo a sustentar el dogma de la equipotencialidad.

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