EL POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO.
Actualmente el positivismo criminológico está siendo representado, básicamente por tres autores españoles, Dorado Montero, Salillas y Bernaldo de
Quirós. Dorado Montero(1861 1919)
concilia los postulados
positivistas y la
filosofía correccionalista
de gran tradición
en algunos países
europeos (Giner de
los Ríos, Concepción Arenal, Luis Silvela, etc) Esta última evita, precisamente,
que la utopía del autor incurra en
los excesos defensistas
a que tan
proclives fueron otros positivistas. Este autor propugnó un derecho “protector de
los criminales”, un nuevo Derecho Tutelar, no
represivo, dirigido a modificar
y corregir la
voluntad delictiva individual,
cuyas causas debían analizarse, científicamente, caso a caso, con ayuda de la
Psicología. Creo que ya se inicia a
discutir el tema de los derechos del hombre, aunque muy adelantado el
pensamiento para su época. En su
“Pedagogía correccional”, los
magistrados y abogados
serían sustituidos por funcionarios especializados que
asumirían competencias judiciales,
administrativas y policiales; y,
lógicamente, la pena por un tratamiento individualizado.
Rafael Salillas, médico,
fue el representante
más genuino del positivismo
criminológico Español, de
orientación sociológica. Más que
el análisis empírico
de la persona del delincuente,
preocupó a Salillas el
estudio del medio o entorno de
éste, lo que llevó
a cabo sirviéndose
de enfoques preferentemente psicológicos
y sociológicos. Para Salillas, el delincuente no es un
subtipo humano, atávico y degenerado; si no una criatura del medio en que vive,
producto de éste; la raíz inmediata del delito, afirmaba el autor,
se halla en
la constitución psíquica
y orgánica del
delincuente, pero su
raíz mediata o causa fundamental está en el medio físico
y social que conforman la propia psiquis de aquél. De sus obras
cabe destacar. La vida penal en España,
el delincuente español, el lenguaje y el Hampa. La teoría básica
(biosociología), etc. Por último Constancia
Bernaldo de Quirós,
más criminólogo que
jurista, fue discípulo de
Giner de los
Ríos en cuyo
laboratorio de Criminología
se inició, colaborando, después,
en los Anales que dirigió Salillas.
Empleó un método de trabajo inequívocamente empírico en sus investigaciones sobre la criminalidad de
su tiempo, y, de modo muy particular, el crimen de
los bajos fondos, el bandolerismo andaluz, y la
delincuencia de sangue,
destacando la importancia
de los factores
antropológicos y sociológicos.
Entre sus obras merecen
una mención especial: Las nuevas
teorías de la criminalidad, la mala vida en Madrid,
Criminología de los delitos de sangre en España, Criminología del campo
andaluz, el bandolerismo en Andalucía. Etc.
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