miércoles, 12 de septiembre de 2012


LA SOCIOLOGÍA CRIMINAL DE FERRI. (1856 1929).

Por  su  parte,  representa  la  directriz  sociológica  del  positivismo. Profesor universitario, abogado célebre, político militante  (también del Partido Socialista de  los trabajadores,  del  que  fue  cofundador) y  reputado  científico,  suele  ser  considerado  el padre de  la moderna  sociología  criminal. Fundó  la  revista La Escuela Positiva,  órgano difusor  del  positivismo  criminológico  italiano,  y  la  conocida  ¡Avanti”,  portavoz  del ideario socialista.

La  mentalidad  positivista  aparece  ya  en  la  primera  obra  de  Ferri,  su  tesis doctoral, en la que rechaza el libre albedrío, calificando éste de mera “ficción”. Pero tal determinismo,  incompatible con  las enseñanzas de  su maestro Carrara  (un clásico), no mereció  aún  el  total  reconocimiento  por  parte  de  Lombroso,  quien  no  lo  consideró suficientemente positivista. Le  faltaba,  al parecer, dominar un determinado método de investigación. La estancia de Ferri en París, con el antropólogo Quatrefages, le permitió analizar  el  ingente  trabajo  y  materiales  de  los  estadísticos  morales,  así  como familiarizarse  con  las  concepciones  antropológicas,  que  avivaron  su  admiración  por Lombroso.

Desde  entonces,  visitará  cárceles  y  examinará  cráneos,  como  éste, comprendiendo las excelencias del método positivo, esto es, de la observación empírica, del análisis de los hechos, de la experimentación, único método, a su juicio, científico que debiera  sustituir  al  silogismo  y  a  la  deducción  académica  de  los  clásicos.  Ferri  es justamente conocido por su equilibrada teoría de la criminalidad (equilibrada a pesar de su matización  sociológica),  por  su  programa  ambicioso  político  criminal  (sustitutivos penales) y por su tipología criminal, asumida por la Escuela Positiva. Reprocha Ferri a los  “Clásicos”  que  renuncien  a  una  teoría  de  la  génesis  de  la  criminalidad, conformándose  con  partir  de  la  constatación  fáctica  de  ésta,  una  vez  que  se  ha producido. Y  propugna,  en  su  lugar,  un  estudio  etiológico  del  crimen,  orientado  a  la búsqueda científica de sus causas.   Para  Ferri,  el  delito  no  es  producto  exclusivo  de  ninguna  patología  individual (contra la tesis antropológica de Lombroso), sino como cualquier otro suceso natural o social,  resultado  de  la  acción  de  factores  diversos:  individuales,  físicos  y  sociales. Distinguió, a tal efecto, factores antropológicos o individuales (constitución orgánica del individuo,  constitución  psíquica  del mismo,  caracteres  personales  de  éste  como  raza, edad, sexo, estado civil, etc), factores físicos o telúricos (clima, estaciones, temperatura, etc.)  y  factores  sociales  (densidad  de  la  población,  opinión  pública,  familia,  moral, política, religión,  educación,  alcoholismo, etc).  Entiende,  pues,  que  la  criminalidad  es  un fenómeno  social más,  que  se  rige  por  su  propia  dinámica;  de modo  que  el  científico podría predecir el número exacto de delitos, y la clase de éstos, que van a producirse en una determinada sociedad y en un momento concreto, si contase con todos los factores individuales, físicos y sociales antes citados y fuera capaz de cuantificar la incidencia de cada uno de ellos, porque, bajo tales premisas, no se comete ni un delito más ni un delito menos (ley de la saturación criminal).-


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