LA
SOCIOLOGÍA CRIMINAL DE FERRI. (1856 1929).
Por su parte,
representa la directriz
sociológica del positivismo. Profesor universitario, abogado
célebre, político militante (también del
Partido Socialista de los trabajadores, del que
fue cofundador) y reputado
científico, suele ser
considerado el padre de la moderna
sociología criminal. Fundó la
revista La Escuela Positiva,
órgano difusor del positivismo
criminológico italiano, y
la conocida ¡Avanti”,
portavoz del ideario socialista.
La mentalidad positivista
aparece ya en la primera
obra de Ferri,
su tesis doctoral, en la que
rechaza el libre albedrío, calificando éste de mera “ficción”. Pero tal
determinismo, incompatible con las enseñanzas de su maestro Carrara (un clásico), no mereció aún
el total reconocimiento por
parte de Lombroso,
quien no lo
consideró suficientemente positivista. Le faltaba,
al parecer, dominar un determinado método de investigación. La estancia
de Ferri en París, con el antropólogo Quatrefages, le permitió analizar el
ingente trabajo y
materiales de los
estadísticos morales, así
como familiarizarse con las
concepciones antropológicas, que
avivaron su admiración
por Lombroso.
Desde entonces, visitará
cárceles y examinará
cráneos, como éste, comprendiendo las excelencias del
método positivo, esto es, de la observación empírica, del análisis de los
hechos, de la experimentación, único método, a su juicio, científico que
debiera sustituir al silogismo y
a la deducción
académica de los
clásicos. Ferri es justamente conocido por su equilibrada
teoría de la criminalidad (equilibrada a pesar de su matización sociológica),
por su programa
ambicioso político criminal
(sustitutivos penales) y por su tipología criminal, asumida por la
Escuela Positiva. Reprocha Ferri a los
“Clásicos” que renuncien
a una teoría
de la génesis
de la criminalidad, conformándose con
partir de la
constatación fáctica de
ésta, una vez
que se ha producido. Y propugna,
en su lugar,
un estudio etiológico
del crimen, orientado
a la búsqueda científica de sus
causas. Para Ferri, el
delito no es
producto exclusivo de
ninguna patología individual (contra la tesis antropológica de
Lombroso), sino como cualquier otro suceso natural o social, resultado
de la acción
de factores diversos:
individuales, físicos y
sociales. Distinguió, a tal efecto, factores antropológicos o
individuales (constitución orgánica del individuo, constitución
psíquica del mismo, caracteres
personales de éste
como raza, edad, sexo, estado
civil, etc), factores físicos o telúricos (clima, estaciones, temperatura,
etc.) y
factores sociales (densidad
de la población,
opinión pública, familia,
moral, política, religión,
educación, alcoholismo,
etc). Entiende, pues,
que la criminalidad
es un fenómeno social más,
que se rige
por su propia
dinámica; de modo que
el científico podría predecir el
número exacto de delitos, y la clase de éstos, que van a producirse en una
determinada sociedad y en un momento concreto, si contase con todos los
factores individuales, físicos y sociales antes citados y fuera capaz de
cuantificar la incidencia de cada uno de ellos, porque, bajo tales premisas, no
se comete ni un delito más ni un delito menos (ley de la saturación criminal).-
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