miércoles, 25 de febrero de 2009

AMNISTÍA

La Organización Amnistía Internacional pidió a Guatemala que apruebe una ley para buscar a los desaparecidos, tal como lo recomendó hace una década una comisión que documentó las atrosidades cometidas en el conflicto armado. (Prensa Libre del 25 de febrero 2009, Pág. 10) Dice además: "Es hora de que el Gobierno imparta algo de justicia". Así lo afirmó Kerrie Howard, directora adjunta del Programa para América de esa organización. Lo dijo en un comunicado hecho público en la ciudad de Londres. Agregó que se encuentra decepciona que las recomendaciones del informe sigan pendientes y que todavía no se haya hecho justicia para las decenas de miles de casos de desapariciones forzadas, y homicios, (cometidos en el pasado), se lamentó.
Pero para que haya justicia en Guatemala y principalmente para que ésta llegue a la victimas del conflicto armado interno, debe darse entre los operadores de la propia administración de justicia, un clima de seguridad de su persona y de los suyos por la labor que se desarrolla. Debe el gobierno dar la garantía de que todo aquél que se atreva a aplicar la ley a los ofensores sociales de aquella época, están recibiendo protección y no se podrá pensar que habrán acciones criminales en represalia por lo que se esta haciendo. Hay que tener presente que las mismas atrosidades que se cometieron en aquella época, se pueden llegar a realizar contra el operador judicial. Ya las muestras de temor al crimen organizado se han presentado. Los jueces no han querido hacerse cargo de los procesos que ha significado un alto impacto social dentro de la sociedad nacional e internacional. Temen por su vida, pues se sabe que los jueces pueden en cualquier instante sufrir del atentado contra su propia existencia.
Raro es aquél operador que se atreve a desafiar a la mafia organizada de Guatemala e inicia una persecución criminal en su contra. Cuando los jueces y fiscales se ven amenazados, piden apoyo de las autoridades superiores y lo que reciben de respuesta es que no hay presupuesto para proporcionarles la seguridad que requieren. Así que el operador actúa bajo su propia cuenta y riesgo. Es su problema si se atreve a despertar al moustruo que lo atacará el día y a la hora menos imaginable y cuando se considere que está bien seguro él y su familia.
Todo aquél que se atreva a alzar la voz contra aquellas personas señaladas de conductas impropias en un pasado, que actualmente están incrustadas dentro de los entes que administrar poder dentro del Estado, son capaces de callar a todos aquellos funcionarios judiciales que se atravan a interrumpir su holgado retiro.
Ya ha pasado y seguirá sucediendo mientras no haya una verdadera depuración de la estructura de gobierno.
Los que se han atrevido a actuar contra el crimen organizado han salido mal parado. Muchos ya son parte de la historia de nuestro país.
Es utópico pensar que se hará justicia para las víctimas del conflicto armado y que se lleguen a esclarecer los excesos cometidos contra la población más bulnerable. Casi es un sueño. Y con ello se afirma lo que tanto se ha dicho con anterioridad. La justicia es para la sociedad ladino, con alto poder económico. No hay justicia para el pobre, y si se es indígena, peor aún.

Si realmente se pretende que haya justicia para los pueblos originarios de éste país, que han sufrido discriminación, persecución, exterminio y la marginación antes, durante y después de la guerra, deberá pensarse primero en el cambio de paradigma en el renglon justicia. Ya son muchos los que claman porque se olvide lo que ha pasado en los años del conflicto armado. Debemos perdonar, dicen otros, pero no se dan cuenta que antes deberá saberse a quien hay que darle el perdón. En nuestro caso, no sabemos a ciencia cierta el grado de responsabilidad que existe entre aquellos que participaron en alguno de los dos vandos en contienda bélica.
Creo que Amnistía Internacional se quedará por muchos años aún esperando que se haga justicia en Guatemala. Pues las generaciones actuales han continuado con lo que ya se había implandado desde la llegada de los españoles a nuestro territorio. Tendrá que darse una mayor agresividad en las autoridades, lo cual de momento es impensable. Se respira un aire de inseguridad, por la misma impunidad en que se dan los acontecimientos del diario vivir del guatemalteco.

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