martes, 14 de abril de 2009

NARCOGUERRILLA

SENDERO LUMINOSO

Canayre, Perú – Primero llegaron los soldados a Río Seco, poblado cultivador de coca en las selvas del sur de Perú. “Nos llamaron subversivos y abrieron fuero”, dijo Benedicto Cóndor, de 55 años, sembrador de coca. Mataron a cuatro a quemarropa, entre ellos a una mujer que tenía cinco meses de embarazo, dijeron testigos. Dos niños, de 6 y 1 años, desaparecieron y se les presume muertos.

Cuatro meses después, llegaron las guerrillas y acusaron a los aldeanos de ayudar a los militares. Raptaron al líder comunitario, quien no ha sido visto desde entonces. Las historias de violencia que se difunden de la selva, al tiempo que docenas de familias huyen de sus poblados, evocan un espectro amenazante: una guerra brutal que aterrorizó a la nación (peruana) durante dos décadas podría estar resurgiendo.
La guerra contra los rebeldes de Sendero Luminoso, que cobró casi 70 mil vidas, presuntamente terminó en el 2000. Sin embargo, en Canayre, un rincón remoto de los Andes, el Ejército pelea contra una facción rebelde renaciente. Y Sendero Luminoso, copiando tácticas de rebeldes colombianos, se reinventa como empresa de drogas ilícitas.
Las líneas de frente yacen en la húmeda selva de Bizcatán, región de 650 kilómetros cuadrados en el valle de los ríos Apurímac y Ene. La región es la productora más grande de Perú de (hoja) de coca, materia prima de la cocaína. Mientras que el Ejército y los rebeldes se pelean el control de las aldeas remotas productoras de coca, los reportes del creciente número de víctimas y de civiles asesinados en fuego cruzado despiertan hoy fantasmas que la mayoría de los peruanos pensó que estaban muertos desde hace mucho tiempo. “Los soldados creen que todos somos terroristas, y con esa idea piensan que pueden destruir todo lo que se mueva”, dijo Alfredo Pacheco, de 45 años, sembrador de coca que huyó de su aldea, Nueva Esperanza, en septiembre (2008), después de que los soldados quemaron las chozas de adobe en busca de rebeldes. Los oficiales del Ejército sostienen que las chozas eran pozos de maceración de hoja de coca y laboratorios de cocaína.
La hoja de coca es, en gran parte, legal, mientras que la cocaína no. La coca, símbolo santificado de orgullo indígena, están en todas partes de Canayre. Las mujeres la cultivan en solares y los niños secan las hojas al sol.
También es casi imposible encontrar a un agricultor de coca que admita que su cultivo fue vendido para algo que no sea su uso tradicional, pero varios estudios han encontrado que, de alguna manera, hasta el 90 por ciento de la coca se destina a producir cocaína. En el año 2007, el cultivo de coca en Perú se incrementó un 4 por ciento, con lo que alcanzó el nivel más alto en una década, de acuerdo con las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, la producción de cocaína estimada de Perú aumentó a un nivel récord de aproximadamente 260 toneladas, segundo productor, comparado con la de Colombia.
Desde que Sendero Luminoso emprendió la retirada, tras la captura de Abimael Guzmán, en 1992, ha seguido los pasos del más grande grupo rebelde colombiano, las FARC, al fusionar una insurgencia izquierdista con la producción y distribución de drogas. Mientras que Sendero Luminoso ya antes estuvo involucrado con la coca, ahora es su enfoque principal. “Las guerrillas ahora operan con la eficiencia y letalidad de una organización de narcotraficante de élite”, dijo Jaime Antezana, analista de seguridad en Lima, la capital peruana, que calcula que Sendero Luminoso emplea a unos 500 trabajadores en el comercio de la cocaína, además de unos 350 combatientes armados. El Gobierno, preocupado por los rebeldes insurrectos y la cocaína en aumento, intensificó la campaña contrainsurgente en agosto del 2007, y los asesinatos se dispararon. Las guerrillas mataron a por lo menos 26 personas en el 2008, entre ellas 22 soldados y oficiales de policía, el año más sangriento en casi una década, de acuerdo con analistas de seguridad. Mientras tanto, los grupos de derechos humanos exigen indagatorias a las afirmaciones de que los soldados peruanos han asesinado a por lo menos cinco civiles.
Los oficiales militares se irritan por los reportes de abusos. “La gente de derechos humanos dice: Algunos civiles han sido asesinados, qué terrible”, dijo Antero Flores Aráoz, Ministro de Defensa, en una entrevista, en Lima. Y cuando se le interrogó sobre la señora Rosa Chávez Sihuincha, la mujer embarazada que fue asesinada en Río Seco, sugirió que dicha persona llegó a obtener lo que se merecía.
“¿Qué diablos hacía en Bizcatán?”, preguntó. “¿Estaba rezando un rosario? De ninguna manera. Transportaba hojas de coca para procesar, o llevaba productos químicos, o era parte de la logística de este grupo de Sendero Luminoso”.

(Obtenido del diario: The New York Times. Publicación del 29 de marzo 2009 en Prensa Libre. Pág. 2. El Mundo. Por Romero, Simón. Andrea Zárate contribuyó con el reporte para este artículo, desde la ciudad de Lima Perú. Comentarios a intelligence@nytimes.com)

La siembra, cultivo y producción de hoja de coca, se ha realizado durante milenios por la población Inca del Perú. En su mayoría por las personas dedicada a la agrícola desde tiempos inmemorables. Por siglos el campesino peruano ha cultivado la coca. Se dice que esta es sagrada, forma parte de su tradición, la misma existe y se consume así como acogen la propia religión. Con ella, ya procesada se obtiene la pasta de coca, que es empleada para la elaboración de la Cocaína. Esta producción se exporta casi en su totalidad. En las montañas del Perú se consume la hoja ya secada al sol, pero la pasta es remitida a los laboratorios para el procesamiento de la cocaína. Quien cultiva el arbusto de coca, emplea la hoja seca para la elaboración del té. Este es empaquetado y distribuido en el comercio. Pero la industria destina hoy en día la mayor parte de hoja de coca que se cultiva, para la producción de cocaína, la que es exportada casi en su totalidad.
La cocaína tiene un amplio mercado y una constante demanda en el Imperio. Mientras exista demanda, habrá oferta y si aquella llega a crecer, de igual forma, se incrementará la producción clandestina en las fábricas de coca. Así mismo crecerá la fortuna de los capos de la droga. Las autoridades de los países del norte del Continente Americano pretenden que los países situados al Sur colaboren con el combate al contrabando de cocaína. Efectivamente las autoridades de los países del sur del continente hacen su labor y logran descubrirla más de alguna ruta de paso de droga, pero cuando la erradican se encuentran que pronto surgen nuevas rutas, cuyas vías permite el ingreso de más mercancía en su mercado.

Es claro que se logra erradicar algunas líneas de abastecimiento, pero siempre habrá más por descubrir. Existe un mundo de personas que se encuentran pensando en las nuevas rutas a emplear. El mensaje es que, siempre habrá negocio para el narcotráfico. Hay carteles que evitan al máximo el enfrentamiento armado, con las autoridades o con miembros de otras células de exportación e importación. Saben bien que los únicos que pierden con los mismos, es el negocio que ellos desarrollan. Y son estos carteles los que logran el éxito económico en forma explosiva e inmediata. Mientras no llegue el momento de estar descubiertos por las autoridades, el negocio deberá continuar. Pero se tiene por seguro que se buscarán nuevas rutas con nuevas estrategia que les permita ingresando droga al imperio.-

Razonable sería analizar los pro y contras que existen si se confirma la legalización del comercio de drogas. Para muchos es impensable, pero no encuentran salida para detener su consumo. Dicen que sería la mayor locura que cometería la sociedad civilizada. Pero aún con el fuerte rechazo recibido, es importante reflexionar al respecto. Es preferible aceptar su legalización a seguir gastando grandes sumas de dinero del erario nacional y no lograr detener su comercialización en forma ilícita.-

Para otros, legalizar el tráfico de drogas eliminaría el modus vivendi de muchos que dependen de que exista la prohibición. Combatir el tráfico, es conseguir dinero fácil, cuando se combate el trasiego de estupefacientes se logran contactos dentro de las mafias a quienes se les puede explotar económicamente con facilidad. En esa actividad se emplean grandes capitales, que el imperio dona para su persecución y erradicación. Ese dinero se podría emplear en otra actividad más productiva y de beneficio social, como la capacitación y divulgación a la población de los daños que produce su consumo. Si se legaliza la droga, la prevención y a la recuperación de todos aquellos que son calificados de toxicómanos recibirá el dinero destinado al combate. Lo mismo sucedió con la comercialización de los alcoholes y bebidas destiladas, en la época de la ley seca. Cuando los estados decidieron inclinarse por la legalización de la producción, distribución, almacenamiento y distribución de bebidas alcohólicas, la sociedad en general no se convirtió de la noche a la mañana en dependiente automático del alcohol. Al contrario, se respetó mucho más su consumo. Especulo al respecto, pero considero que los enfermos alcohólicos en toda la sociedad, no llegan ni al 5 % de la misma. Es aquél grupo social calificado de discapacitado por enfermedad, pues se ha dicho que un consumidor impulsivo es un enfermo, el que necesita tratamiento especial. De igual forma ha de suceder con el tabaco. De cien personas habrá 5 que dependen y están sujetas impulsivamente a su consumo. Pero se ha mermado éste con nuevas leyes. Hoy es prohibido el que se fume en lugares cerrados, sean estos públicos o privados, de igual forma, que la publicidad en los medios incite a la sociedad para su consumo. Por ley deberá advertirse en el empaque al consumidor sobre los efectos nocivos para su salud y los riesgos que esta corriendo si no se detiene. Y sin embargo, se sigue consumiendo tabaco. Pero la lucha anti tabaco sigue fuerte. Pero no se ha criminalizado nuevamente el consumo de este producto.

Poco a poco la sociedad ha experimentado un cambio al respecto de ver las cosas en el mundo de la droga. Se inició por tolerar el consumo de marihuana. Se emplearon estrategias más agresivas para lograr separar a la juventud de su dependencia. Pero siempre se ha sido tolerante y muchos países ya no le dan tanta importancia al consumo. Pero siempre se persigue el comercio y tráfico de esta droga. Pero hay estados en la Unión americana que ya se acepta la prescripción médica para el consumo, principalmente en enfermos terminales.
Por otro lado, hay países que despenalizaron ya el consumo y la portación de una cantidad tolerante y aceptable solo para su consumo.

Hablar de legalizar el comercio y producción de drogas que hoy son prohibitivas, es tener la intención de cambiar el paradigma existente. Se ingresa a un nuevo pensamiento, en la era de mayor democracia. Se pretende que se adopte el concepto de legalidad en todo aquello tildado de ilícito. Nos obliga a buscar otras estrategias que permitan evitar la violencia erradicada dentro de los carteles. Se buscará el mayor beneficio social y una calidad de vida para las masas sociales menos privilegiadas. Con violencia y con las armas por delante se está pretendiendo detener el negocio del narcotráfico. Dicha actividad comercial, ilícita por ciento, es cada día más próspera y las familias involucradas en su actividad florecen. Es mucho más próspera la actividad que ya son muchos los que ingresan en su actividad.
El que se emplee mas personas cada día y se extienda su actividad a lo largo y ancho del continente demuestra que ha sido atractivo ingresar. Y la equivocación está en considerar que habrá lealtad en la población cuando se trata de la persecución que efectúan las autoridades contra los líderes del contrabando de droga. Las personas comunes y corrientes están del lado de aquellos que pagan bien, ya sea con su silencio o bien, con su simple solidaridad o colaboración. Nunca estarán a favor de aquellos que combaten a los carteles, porque éstos ni pagan y nunca se queda bien con ellos. El patrón de cualquier cartel ha tenido como su mayor preocupación el que se mantenga contenta a su gente, porque esta le sirve y sabe bien que, cuando se inicia la persecución, por parte de las autoridades del estado el primero que lo sabrá será él. Si hay redadas y confiscaciones, se le avisará con anticipación para que nunca lo encuentren y desocupe aquellos lugares ya conocidos y donde podría ser detenido.
No se podrá dar nunca una reducción de producción, cultivo, procesamiento, almacenamiento y transporte clandestino de droga. Al contrario, cada día es mas sofisticado el procedimiento empleado y en cada oportunidad hay un nuevo aprendizaje que permite que el trasiego nadie llegue a detectarlo. Y bien saben los capos de la droga que entre menos sepan aquellos que están cercan, más seguro será el negocio. Y en toda actividad comercial hay un margen de pérdida por error humano cometido, el cual siempre esta incluido en el precio de venta. Y si el patrón es bueno con toda su gente, esta estará presta a informarle cualquier movimiento extraño que se observe en los alrededores de sus residencias. Porque todos están concientes de que si cae el jefe todo el negocio desaparece y no se sabe realmente con qué carácter llegue el nuevo líder, tomando en cuenta que el negocio tiene que continuar.

Las noticias en los medios dan cuenta de la solidaridad de la población con los capos. Se recuerda los funerables del patrón Escobar Gavidia en Colombia. Los cortejos fúnebres de Juancho en Zacapa. Se dice que al cortejo fúnebre de éste último mencionado, asistieron más de 1500 personas, que buscaban despedirlo y manifestar sus condolencias a su familia por la pérdida de alguien tan querido por el lugar.
Esta noticia lo que informa a las autoridades es que dicho capo será por mucho tiempo recordado por la población, la que ha sentido mucho su deceso, por lo que califican la pérdida de irreparable. Pero con su muerte se llega a tomar más experiencia y se es más prudente con los extraños pues en cualquier momento se puede llegar a incrementar la persecución contra aquellos que han tomado su lugar en la región. Recientemente salió la noticia de que se efectuaron una serie de allanamientos en distintas residencias en el Departamento de Izabal. Se supone que eran los lugares donde residían los familiares y amigos íntimos de los capos de la región. Pero no encontraron a nadie, ni siquiera los familiares fueron vistos. Las casas fueron encontradas avandonadas. Llamó la atención que a nadie se capturó. Quiere decir que gente infiltrada en los cuerpos policíacos se encargó de dar la noticia.-
En cada movimiento que efectúan las autoridades policíacas pretendiendo desmantelar a los carteles de la droga, se descubren actividades nuevas. Y así en cada operativo se sorprende del adelanto de la tecnología empleada por los capos, descubren lo atrasado que se encuentra el Estado en la lucha contra el narcotráfico.

Prácticamente es una guerra que, antes que se iniciara, ya la tenían perdida las autoridades. Y hoy que la han iniciado, descubren estar muy atrasados para combatirla. Y cuando creen que han avanzado en algo, resulta que descubren que se encuentran a años luz de distancia de la tecnología empleada por los capos. Todas estas circunstancias obligan a retomar el tema y llevarlo a la mesa de discusión y buscarle soluciones lógicas y practicas. Ya seguir combatiendo el narcotráfico, solo ha producido dolor y muerte en los ciudadanos más pobres del interior de la república. Y esperanza de que la gente desista de ingresar a los carteles no existe a la fecha.
Por otro lado, han encontrado grandes capos en puestos claves dentro del gobierno, pero una vez están en el ejercicio burocrático se convierten en intocables y es precisamente la actividad lícita lo que les permite lavarle la cara al dinero obtenido con el negocio de la droga.

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