miércoles, 6 de mayo de 2009

legalización

NORCOACTIVIDAD

Pedro Trujillo, en la columna “Mirador” de Prensa Libre, en la página 15 del diario del 5 de mayo del 2009 hace referencia de lo que he afirmado en otros documentos con relación a la Narcoactividad. Mientras haya demanda, habrá una oferta, y mientras aquella crezca, de igual forma lo hará la oferta. Indica Trujillo que la Narcoactividad es un conjunto de actividades delictivas artificialmente creadas. La prohibición de las drogas generó un mercado furtivo donde se dieron cita productores, distribuidores y consumidores, algo que se pudo prever, de haber aprendido la lección tras la prohibición de la distribución y del consumo de alcohol en los Estados Unidos al inicio del pasado siglo. Aquella norma, producto del puritanismo más ortodoxo, provocó, además la creación de un mercado clandestino, toda una estructura delictiva que se manifestó violentamente a través de luchas entre bandas y grupos mafiosos surgidos a raíz de su implementación, exactamente como ocurre hoy en la Narcoactividad. El ser humano, haciendo gala de su terquedad, falta de aprendizaje y contumacia, comete el mismo error, del cual siempre hay alguien que se aprovecha. Se preguntarán por qué no se termina con el problema de las drogas sino al contrario, cada vez se genera más violencia en todo su alrededor, a pesar de la lucha constante de casi todos los gobiernos del mundo por erradicarla. La respuesta pudiera ser más fácil de lo que se cree, aunque es necesario buscarla fuera de la estrecha, condicionada y tradicional caja de pensamiento, anudada, en más de una ocasión, con moralismo muy particular. Todo comportamiento extremo tiende a acaparar, total o parcialmente, la mente, el cuerpo, la psique o el espíritu del ser humano, y condiciona o impide proceder racional y equilibradamente. El abuso de drogas, incluido el alcohol, las pastillas para dormir u otras adicciones de consumo frecuente, tales como la adicción al juego, al sexo, incluso al trabajo y muchos más, pueden traer muy negativas consecuencias a la persona que incursiona en su mundo. ¿Por qué satanizar la droga y dejar todas aquellas adicciones que llegan a ser de a miles y que muchas veces causan mayor daño, sin la sanción penalizadota?

En los países desarrollados mueren más personas por un accidentes de tránsito en la circulación vehicular, que por el consumo de drogas. Entonces, ¿por qué no se prohíbe el automóvil? Definitivamente porque esa actividad es permisiva. Es un riesgo calculado por parte del Estado. Y los accidentes se producen por la falta del deber objetivo de cuidado. Pero si se llega a prohibir el conducir automóvil, se califica la prohibición como de ser estúpida, pero la realidad es que ésta no sería mucho más que la existente, con respecto a la prohibición de la droga.

Los gobiernos dedican miles de millones de dólares en mantener estructuras burocráticas para resolver un problema cuya ruta de búsqueda de soluciones está equivocada; de ahí el poco éxito. El narcotraficante es un empresario. Compra donde mejor le ofrecen, procesa en los lugares que más ventajas o seguridad le dan y vende donde hay demanda y es más rentable, como cualquier inversor, donde está mejor el precio de la mercadería. Luego, con las ganancias, promueve otros negocios y tiende a generar una red lo más amplia y lucrativa posible. Además no consume droga, porque de hacerlo es consciente que iría a la ruina y su negocio no podría prosperar, ¿Cuándo se ha visto a un dueño de un bar, totalmente borracho en una de las mesas de su negocio?
Todo comerciante de éste producto promueve valores familiares y de amistad. Es así como hay que verlo, entenderlo y “combatirlo”. ¿Qué se puede hacer? Pues formalizar el mercado que existe fundamentalmente por la demanda norteamericana y europea. La prohibición no hace más que elevar el precio del producto, generar violencia y, finalmente, ofertar mala calidad, porque la reclamación no es posible. Muchos piensan que todo esto es una aberración, exactamente como ocurría en los EE UU en la década de 1920, hasta que consiguieron superar esa condicionada forma de pensar.

Todo esto no es más que un problema de ejercicio de libertad con responsabilidad, algo que nos resistimos a asumir porque conllevaría, por nuestra parte, un mayor compromiso. Se prefiere que sea el Estado el encargado de liberar de “ese mal” nuestra puritana conciencia y, con dos o tres golpes de pecho, salvar nuestras almas o tener a quién culpar en caso de fracaso. Algo más hipócrita posiblemente sea difícil de encontrar. ¿Quieren acabar de verdad con el narcotráfico y sus efectos? Háganlos temblar con solo hablar de legalización. (Se puede consultar en la página WWW.miradorprensa.blogspot.com

La no legalización de la Narcoactividad ha permitido que salga al mercado producto de mala calidad, fantasías de estafadores que han permitido engañar a comerciantes de droga y a los propios consumidores, quienes no tienen la oportunidad de acudir a las autoridades a reclamar por el engaño sufrido. ¿A dónde tendría que acudir para trasladar su queja? Aquí en este negocio no existen los controles de calidad ni los ampara la ley de protección al consumidor. Así que deberán arreglárselas por su propia cuenta y en la mayoría de casos, los arreglos son sellados a balazos. Es por ello que se han visto los enfrentamientos en los que son protagonistas los propios capos de los carteles de la droga.

Cuando se da el robo de un cargamento de estupefacientes, son los patrones los encargados de contratar a los sicarios para el ajustamiento de cuentas. Siempre llegan a los ladrones quienes raras veces viven para disfrutar de su fortuna. Imposible es pensar que se le sugiera a los Capos que ponga el hecho en conocimiento de las autoridades, ni mucho menos que presente denuncia ante las autoridades judiciales para la persecución criminal del robo de mercancía, pues el producto es tildado de ilícito. Ninguna aseguradora prestaría el servicio y por tanto, si el producto se pierde en alta mar, en el tránsito, o en cualquier lado, quien pierde es el dueño del negocio.-
Diferente serías las cosas si el gobierno tomara la decisión de legalizar esta actividad económica. Serían muchos negocios los que saldrían afectados, pero se protegería al consumidor en todos los ángulos, lo que evitaría la razón de la violencia que vive a diario la sociedad latinoamericana.
Los medios escritos denuncian a la opinión pública el camino que esta tomando el grupo Guerrillero Sendero Luminoso del Perú. Dicho grupo andino ha adoptado el ejemplo de la narcoguerrilla colombiana, la que ha visto resultados favorables al trasegar droga hacia el imperio y Europa. Por lo visto ha sido muy rentable dedicarse al comercio ilícito. Y los cocaleros de toda la zona andina están creciendo económicamente. La actividad está creciendo, hoy con protección de gente armada quienes aseguran tener comprador para su producción. Y la demanda de producto de calidad, sigue creciendo incontrolablemente.

Hay ejemplos palpables que nos conducen a pensar que la única solución a la problemática es el involucramiento del Estado en los controles legales, pero para ello deberá dar los parámetros que permita su legalización. Todos salen beneficiados con ello, desde el que siembra la planta de coca, hasta quien la consume, pues los controles de calidad en la siembra, cultivo, procesamiento y empaque; transporte, almacenamiento y distribución estarán garantizados por el Estado.

En aquellos Estados, de la Unión americana del Norte del continente donde ya es legal el consumo y la portación de pequeñas cantidades de droga para ello, se aprecia la existencia de controles de calidad y tolerancia. Y ello no ha significado que muchas personas se hayan inclinado al consumo de droga. Es tolerable la presencia de quien la tiene y de igual forma de aquellos adictos a ella.

Médicamente ha sido recetada en California para los enfermos terminales. Ello permite abrir un poco la puerta al tráfico de marihuana. En la medida en que las autoridades de turno, en la sociedad democrática analicen el asunto, así será la respuesta que consigan de la sociedad en general y del logro a la erradicación de la violencia extrema entre pandilla y narcotraficantes.

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